In Cultura

A veces con un pequeño gesto es más fácil de lo que pensamos llevar una mirada abierta a la ilusión, una esperanza a cientos de kilómetros, a niños que juegan entre paredes de adobe y que tienen como horizonte de un desierto sin fin. El establecimiento Carbono Puro (Avenida Primero de Mayo, 46) nos propone este mes prestar nuestra sonrisa a los niños de la aldea de Tarda en Errachidia (Marruecos).

La puertollanense Sheila del Barrio un día hizo las maletas y decidió emprender la aventura del voluntariado en un viaje junto a la Asociación Hart Afrika en el que captó imágenes de su vida cotidiana en este pueblo marroquí y que ahora expone y sirve de llamada de la colaboración ciudadana de material escolar y zapatos que llevará a los niños con los que ha compartido tantas emociones.

 

Distintas miradas

Miradas sinceras de unos niños desde la inocencia, una flor de la mano en mitad del desierto, la importancia del agua y juegos de luz en un atardecer con beduinos sobre los camellos con los que cruzarán ese mar de arena. Son algunas de las imágenes que conforman la exposición de Sheila que se puede visitar durante este mes en Carbono Puro.

Hart Afrika

La principal tarea de la Asociación Hart Afrika es activar un espacio educativo que favorezca el desarrollo sociocultural de los casi 110 niños que viven en Tarda.  Se trata de reforzar, a través de talleres, la educación formal básica que reciben y que mediante el juego participen en todas las actividades.

Incentivar la educación

Los miembros de la asociación junto con los voluntarios trabajan juntos en la reforma del colegio, donde se lijan, se pintan y se decoran las paredes, se reparan los muros o se realizan otras acciones que les beneficien. También se intenta dotar a estos centros de material escolar suficiente para su funcionamiento.

El futuro escolar de los menores de esta aldea sigue la tendencia marroquí de abandonar los estudios a partir de los 12 años. Habitualmente las familias no disponen de recursos para asumir los gastos escolares y la inversión estatal en educación no es suficiente.

La importancia de la comida

Para ello este colectivo ofrece alimento, el aprovechamiento de toda la comida que sobra o de los desperdicios, la buena relación entre hombres y mujeres pese a que los niños y las niñas no se den la mano en un corro, el respeto a los mayores, la tranquilidad con la que las mujeres nos prestan a sus hijos mostrando su total confianza o la calma con la que viven, son sólo una muestra de sus rasgos culturales y de su forma de vida.

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