Modesto Arias hizo una llamada a vivir la feria desde el optimismo y esperanza en un Puertollano que a lo largo de la historia ha tenido que hacer frente a situaciones complicadas y siempre ha salido adelante. “Tengamos siempre en cuenta ese bagaje, pues con él, unido a la capacidad de fe, compromiso y tenacidad que nunca ha faltado a sus ciudadanos, aprovecharemos cada ocasión propicia que se presente en pos del objetivo común que supone la mejora de nuestro pueblo”.
Arias abrió con su pregón los actos feriales en el Auditorio Municipal en presencia de la alcaldesa, Mayte Fernández, que comenzó el acto con la entrega del premio al ganador del certamen de cartel de feria al ilustrador Cristóbal Aguiló, que fue recogido por una familiar.
Un pregón motivante
Un pregón que la alcaldesa calificó como inspirador y motivante para una ciudad que mira al futuro con nuevos proyectos empresariales generadores de empleo, como los de Ferrosolar y Ence, en una evolución. histôrica con numerosos altibajos, que se superaron gracias al apoyo social y empresarial.
Mayte Fernández tuvo un especial recuerdo para el empresario, cantante y pregonero de la feria, Primi Ortega, recientemente fallecido. Asimismo agradeció la colaboración en este acto de la Coral Polifónica, dirigida por Adolfo Muňiz, en su 25 aniversario.
Arias ha tenido el orgullo de que su madre Higinia, a sus noventa aňos, lo vea como pregonero en la ciudad en la que nació. Un emotivo acto que contó con las imágenes de su hija Alicia y su nieto Daniel desde la ciudad portuguesa de Faro, y la cercanía de su esposa Lola y su hijo Fernando en el graderío del Auditorio.
Un barómetro de la realidad
Un pregón que hizo un recorrido por los 123 años de historia de esta feria, que solo dejó de celebrarse en dos ocasiones, con motivo de la guerra civil. “Las jornadas festivas eran un barómetro, un reflejo de gran parte de la realidad y de la coyuntura por la que pasaba la población y sus habitantes en esos momentos”.
Arias recordó cuando en 1964 llegaron a Puertollano sus padres procedentes de Cabezarrubias del Puerto, aunque el pregonero al igual que su hermana María nacieron en Puertollano, lo que ayudó a sumergirse “en el entramado de la Feria, donde a un lado y otro eran infinitos los atractivos que se ofrecían a una mirada infantil”.
Una feria que vivió con intensidad, sobre todo porque ya como estudiante estaba al lado del Instituto Fray Andrés, “y los peculiares ruidos y voces que originaba formaban parte del paisaje que, tentadoramente, aquellos días nos rodeaba”.
Asimismo la feria presagiaba el final de curso, largas vacaciones, la llegada del buen tiempo, aunque también era habitual que apareciera la lluvia y el frío con más frecuencia de la deseada.” Pero nada de eso importaba, porque entonces éramos jóvenes, unos proyectos de hombre, la vida aún no nos exigía demasiado y se presentaba maravillosa a nuestro alrededor”.
Una feria compartida
Una feria que después vivió junto a su esposa Lola y sus hijos Fernando y Alicia, “fue una apreciación novedosa en que la felicidad se compartía a partes iguales entre los hijos que, cada una de esas jornadas, desde primera hora, no dejaban de preguntar cuánto faltaba para el esperado momento de encaminarnos al mágico escenario, y los padres que, ya dentro de él, no nos cansábamos de contemplar la dicha y fascinación que les embargaba”.
Un ciclo festivo generación tras generación que ahora también comparte con su nieto Daniel, de nueve meses, con el que empezar a repetir idénticas sensaciones.
Una feria instituida por el alcalde Fulgencio Arias e inaugurada en la tarde del 2 de mayo de 1895. “Tuvo un contenido más mercantil que festivo, duró dos días y se editaron programas en papel de seda con el título Nueva Feria en Puertollano, y el Conde de Peñalver, alcalde de Madrid, cedió tapices y colgaduras”.
La mejor feria de la provincia
La prensa se refería en 1910 a la Feria de Mayo como “la mejor de la provincia, tanto en festejos como en el ámbito comercial”, y que se instalaba entre la Fuente Agria y la ermita de la Virgen de Gracia, con 200 casetas, 100 arcos, 1.000 lámparas eléctricas, el Pabellón del Círculo de Recreo , del Ayuntamiento, un cinematógrafo y a las corridas de toros, se habilitaban trenes desde Ciudad Real y, junto al coso, se celebraba la feria de ganado, La Cuerda.
Con el tiempo, fueron apareciendo números de aviación; un salón con figuras de cera; el circo de los Hermanos Borza, al que se hundió un graderío en 1913, causando 20 heridos, y representaciones de muy variado género en el Teatro Cabañero, que estaba en la calle San Gregorio y lugar donde la proyección de películas de cine comenzó a tener un carácter más estable.
De Bailes a movidas poperas
Feria de conciertos de la Banda Municipal, elevación de globos aerostáticos, carreras ciclistas, partidos de fútbol, corridas de toros, verbenas, alguna exposición de pintura, cine al aire libre y en espacios cerrados, de aquel restaurante de cocina francesa y española que en 1927se instaló en el Pabellón del Círculo de Recreo; de movidas poperas, de festivales de rock, flamenco y folk, de revistas y teatro en los cines Imperial, Córdoba y colegio Salesiano, de bailes en la glorieta de Emilio Porras, de las casetas del Círculo de Recreo y de la Peña Luis Miguel Dominguín, de Festivales de España y Salones de Arte.
Inauguraciones en Feria
Las Ferias fueron aprovechadas para llevar a cabo inauguraciones, como del Gran Teatro en 1920, de varias escuelas, la Biblioteca Municipal, que estaba en la Casa de Baños, y el Hospital, también Municipal, situado en el edificio de la Cruz Roja y que venía a sumarse al que la empresa Peñarroya tenía en la calle Conde Valmaseda. Al margen de lo anterior, en octubre de 1932 había echado a andar el Instituto de Bachillerato, en la calle Torrecilla.
