In Ciudad

Este miércoles seis de noviembre se cumplía un año de la muerte de Miriam Gómez Tabernero, profesora del Colegio público Ángel Andrade , que falleció a los 42 años. Los alumnos y alumnas, la Asociación de padres y madres de alumnos, profesores del centro incluso docentes jubilados han rendido un sencillo homenaje a la profesora de inglés que dejó una profunda huella en la comunidad educativa , tras sufrir una larga enfermedad.


Un peral en flor, símbolo de su impronta en el colegio, fue plantado en el patio del centro y acompañado de una placa en uno de los bancos que reza: “Tu legado de alegría y vitalidad siempre permanecerá en nosotros.” Este sencillo gesto rinde homenaje a su memoria como “maestra, compañera y amiga”, inmortalizando así su espíritu entre aquellos que la conocieron y apreciaron.


Un acto al que también asistieron los padres de Miriam, Benjamina y Paco que recordaron a su hija como “un torbellino de energía y de alegría”, su marido Daniel entre otros familiares , además del Alcalde de Puertollano y varios concejales, que se sumaron al recuerdo-homenaje.


En el emotivo acto que estuvo conducido por el director del centro Valentín Arenas, al que asistieron todos los alumnos del colegio, el Alcalde valoró la “huella que ha dejado en el centro Miriam, por su dedicación que iba más allá de las aulas” resaltando así su compromiso y entrega hacia sus estudiantes.


Dos alumnos, Kevin Jiménez e Irene García, leyeron una emotiva elegía en la que expresaron su pesar por no haber podido despedirse: “No pudimos decirte adiós, pero ahora y siempre podremos decirte gracias por haber estado en nuestras vidas, en nuestros corazones y en nuestros recuerdos”, destacaron los escolares. En sus palabras, describieron a Miriam como un “ejemplo a seguir, mágica y especial, bella por dentro y por fuera, excelente profesional, fantástica amiga, cariñosa, carismática, generosa, estupenda hija, madre y esposa.”

Este homenaje, marcado por la emoción y el respeto de todos los presentes, refleja el legado duradero de Miriam en el Colegio Ángel Andrade. La memoria de su alegría, energía y dedicación crece simbólicamente junto al peral en flor que ahora embellece el patio del colegio, un tributo vivo que, como sus enseñanzas, seguirá floreciendo en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de conocerla.

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