La obra póstuma de Miguel de Cervantes, «Los trabajos de Persiles y Sigismunda» ha sido objeto de análisis y debate en una charla coloquio en el Museo Municipal que ha contado con la participación de Manuel Vicent, Javier Rioyo, Jesús Munarriz y Manuel Juliá.
En el 400 aniversario de la publicación de esta novela, a iniciativa del diario La Tribuna, con el patrocinio de Repsol y Gobierno de Castilla-La Mancha, al acto conmemorativo presentado por el director del rotativo, Diego Murillo, asistió la alcaldesa, Mayte Fernández, junto a los concejales del equipo de gobierno, Miguel Peña, Carlos Mora y Víctor Castro y los directores provinciales de fomento y de la mujer, Casto Sánchez y Carmen Pimienta.
La última edición de Persiles
Jesús Munarriz desgranó la aventura emprendida con su editorial Hiperión de la publicación de un «Persiles» sin apenas anotaciones que pudiera ser digerida en mejores condiciones por el lector. «Es un libro magnífico, pese a que es difícil encontrar quien lo haya leído».
Los huesos de Cervantes
Manuel Vicent habló de las preguntas sin respuestas que rodean a la vida y obra de Cervantes, de sus huesos removidos en el madrileño convento de las Trinitarias. «Lo que escribe es porque lo sabe, lo ha sufrido y vivido, sobre todo en El Quijote, para vender y salir del hambre y acabó siendo una obra genial».
Libro poético y de aventuras
Un libro calificado por Javier Rioyo como poético y de aventuras, y en el da pistas biográficas, de lo que piensa y sus itinerarios. «Es el libro que más se vendió de Cervantes durante el siglo XVII y que tuvo traducciones enseguida, pero después se dejó de leer».
Los espacios cervantinos
Cervantes puesto ya el pie en el estribo entre la vida y la muerte dedicó «Persiles» al Conde de Lemos, un momento literario sublime, en palabras de Manuel Juliá, que defendió el Valle de Alcudia, Sierra Morena y Los Pedroches como los espacios que recorrió el escritor y que después plasmó como escenarios de las aventuras quijotescas.
